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Sistemas de saliud

Opinión: Chile: Balance y perspectivas en Salud desde una mirada crítica

Por Camilo Bass del Campo
Columna originalmente publicada en Revista Digital Descentrados.cl

El actual gobierno asumió con una promesa clara: reformar el sistema de salud chileno para transformarlo en uno universal y más equitativo. Sin embargo, a medida que se avanza más de la mitad del periodo, las políticas implementadas, exceptuando el término del cobro en las prestaciones del sistema público (conocido como Copago cero), han estado lejos de cumplir con las expectativas generadas. El enfoque ha sido, lamentablemente, priorizar el rescate de las Isapres por sobre la salud pública, mientras que la propuesta de Atención Primaria de Salud (APS) Universal, componente esencial para un sistema de salud, ha tenido un desarrollo frágil y no ha considerado la Ley de Cuidados Inversos, propuesta de Julian Tudor Hart, que refiere que las personas y grupos poblacionales desfavorecidos necesitan más atención sanitaria que las más favorecidas, pero reciben menos.

Se habla de una reforma de salud en curso, pero a todas luces, parece más una declaración de intenciones que una realidad concreta. Las promesas de campaña de fortalecer el sistema público y acabar con las profundas desigualdades estructurales no se han materializado. Aun cuando el Ministerio de Salud señala avances en ciertos aspectos, no se ha visto una transformación sustancial. En el fondo, más que una reforma, lo que se ha presenciado es un conjunto de políticas puntuales que, aunque algunas bien intencionadas, no logran resolver los problemas de fondo que afectan el sistema de salud.

Una APS fuerte, basada en los principios de la Declaración de Alma Ata, debería ser el núcleo de cualquier reforma. Sin embargo, la implementación de esta Estrategia ha encontrado múltiples barreras. El sistema de salud chileno, fragmentado y con una marcada segregación entre lo público y lo privado, no ha logrado integrar efectivamente la APS como el eje central de la atención.

Desde el periodo de dictadura en Chile, la administración del nivel primario de atención (NPA) se encuentra mayoritariamente en manos de los municipios, lo que genera importantes disparidades en la calidad de los servicios. Mientras algunas comunas cuentan con recursos y capacidad para gestionar eficazmente, la mayoría carecen de personal e infraestructura adecuada, lo que perpetúa una atención fragmentada e inequitativa. Es imprescindible buscar una solución, como la centralización de la gestión en redes públicas de salud, lo que permitiría una mejor coordinación y una asignación más eficiente de los recursos, acompañada de participación social efectiva con triestamentalidad en la toma de decisiones. Este enfoque podría garantizar que toda la ciudadanía, independientemente de su lugar de residencia, tenga acceso a una atención primaria de calidad.

El acceso oportuno al NPA es otro gran desafío. Sin una buena oportunidad en la atención, las personas enfrentan demoras que empeoran su situación de salud, lo que resulta en un mayor uso de los servicios de urgencia y hospitalizaciones prevenibles. Para un NPA eficaz, el acceso rápido y continuo es clave no solo para mejorar los resultados de salud, sino también para promover la salud, prevenir enfermedades y complicaciones. Sin embargo, los obstáculos en la atención y la insuficiencia de recursos han perpetuado un ciclo de enfermedad y complicaciones evitables.

La longitudinalidad de la atención, que enfatiza en una relación que se establece de manera estable y a largo plazo entre integrantes del equipo de salud y las personas, referida hace décadas por Barbara Starfield, es un principio esencial de la APS, especialmente para pacientes con enfermedades crónicas, cada vez más prevalentes. Sin embargo, la falta de continuidad del cuidado sigue afectando significativamente a las personas en nuestro país, lo que limita la capacidad de los equipos para proporcionar un cuidado personalizado y coordinado, básico para gestionar estas condiciones de largo plazo.

La falta de estabilidad laboral de profesionales en el NPA es otra barrera importante para la continuidad del cuidado. Sin una política efectiva de gestión del talento humano, los equipos de salud experimentan una constante pérdida de personal capacitado, lo que afecta la calidad de la atención. La implementación de políticas que promuevan la retención y el desarrollo de los equipos de salud es fundamental para garantizar la mantención del cuidado. Es fundamental que el gobierno desarrolle estrategias de gestión basadas en incentivos adecuados, condiciones laborales justas y oportunidades de desarrollo profesional para evitar que la atención primaria quede sin trabajadores de salud necesarios para cumplir su misión.

Finalmente, cualquier reforma debe estar acompañada de un sólido sistema de monitoreo y evaluación. Solo así se podrá medir el impacto en términos de acceso, calidad de los servicios y resultados clínicos. Chile necesita un sistema que no solo monitoree la implementación, sino que también permita ajustes dinámicos en función de las necesidades reales de la población.

El futuro de la APS en Chile dependerá de nuestra capacidad para superar estas barreras estructurales y la voluntad política de priorizar la salud pública sobre los intereses privados. La reforma del sistema de salud no puede quedarse en promesas, sino que debe convertirse en una realidad tangible para todos/as los/as chilenos/as.

La administración de la APS, la continuidad del cuidado, el acceso oportuno y la gestión del talento humano son elementos clave para el éxito de una APS universal. El gobierno tiene la responsabilidad de enfrentar estos desafíos y no permitir que las promesas de campaña queden solo en palabras. El sistema de salud en Chile necesita una transformación profunda que ponga a las personas en el centro, y esto solo será posible si se abordan de manera efectiva las barreras que impiden la implementación de una APS fuerte.